El mito del Poder Masculino: la guerra

La Guerra Civil Americana: hombres como ciudadanos de segunda clase.

Durante la guerra civil en los Estados Unidos, dos grupos podían evitar el alistamiento: los hombres de clase alta y las mujeres. En este aspecto, cada mujer era el equivalente de un varón de clase alta. A excepción de que incluso los hombres de clase alta tenían que comprar su vía de escape  del camino hacia la muerte. Hacían esto pagando trescientos dólares (aproximadamente 5,400$ de hoy) a un varón pobre. Esto permitía sobrevivir a la familia del varón pobre mientras él arriesgaba su vida. La imagen de sí mismo que tenía el varón pobre -que no valía nada si permanecía pobre- era literal. Siendo carne de cañón al menos valía algo para alguien.

¿Por qué los hombres de clase alta podían comprar su vía de escape de la Guerra Civil? Porque tenían la capacidad de salvar a la comunidad de otras formas - produciendo municiones o suministros de comida en fábricas, produciendo cosechas por medio de las propiedades y los esclavos que poseía (que podían acabar siendo improductivos si tenía que irse a la guerra; y que nunca volverían a producir si le mataban). el hombre de clase alta no tenía el privilegio de evitar su papel de salvador -solo el privilegio de jugar el papel de diversas formas. Heredaba la obligación de salvar, no la opción de librarse de ser salvador. Tampoco heredaba la opción de tener una mujer para salvarlo.

Durante la Guerra Civil, el gobierno aprobó una Ley de Servicio Militar Obligatorio, que permitía, en esencia, tratar como esclavos a todos los varones. Más de medio millón de hombres (623.026) murieron en la Guerra Civil - el equivalente a once Guerras de Vietnam. Trata de imaginar once guerras de Vietnam seguidas en las que solo se reclutaran mujeres, en las que 620.000 mujeres soldado -tu hermana, tu madre, tu hija- volvieran a casa en bolsas para cadáveres.

Sin embargo ¿ No era esto de la guerra una "cosa de hombres"? difícilmente. Las mujeres "silbaban y gruñían" a los hombres si no luchaban. En el sur, los hombres rara vez ponían anuncios para buscar sustitutos porque, como explicaba la premiada serie documental del Servicio Público de Divulgación sobre la Guerra Civil, "las mujeres no se lo permitían". Pocas mujeres querían casarse con un hombre que tuviera miedo a luchar.

Sacamos otra enseñanza de aquí. Si los hombres aman tanto la guerra, ¿por qué organizaron revueltas, protestando por el reclutamiento en el año 1860? ¿por qué tantos hombres del Norte se arriesgaban al ostracismo poniendo anuncios en periódicos buscando sustitutos para comprar su vía de escape? Los hombres de hoy siguen recibiendo silbidos y abucheos cuando tienen éxito en evitar la guerra. Pregunten a Dan Quayle, Bill clinton....

Por supuesto, algunos chicos, iban a la guerra voluntariamente. Si chicas de origen humilde voluntariamente se dejaran mutilar para que sus familias obtuvieran 5.000 $ extra al año, las nombraríamos Santas. A los chicos los llaman machotes.

En la Guerra Civil, como en la mayoría de guerras, ambos sexos creían en los principios por los que su lado luchaba. Uno de esos principios era liberar a los esclavos. Hace tiempo reconocimos la esclavitud de los negros. Tenemos aún que reconocer la esclavitud del varón.

En esos aspectos, ningún hombre era igual la mujer: ningún hombre, de ninguna clase, podía esperar que una mujer le salvara de la violencia. O de la hambruna. En esos aspectos, los hombres eran ciudadanos de segunda clase. Los chicos morían antes de la mayoría de edad, antes de obtener el derecho a voto.

Si las chicas voluntariamente hubieran arriesgado sus vidas en la Guerra Civil a cambio de unas pocas medallas, hubiéramos reconocido de inmediato la baja autoestima como un problema de la mujer. Los chicos si lo hacían, y aún en el libro Revolución Interior de Gloria Steinem, éxito de ventas feminista de 1990, se afirmaba que la baja autoestima es un problema femenino. La baja autoestima es también un problema masculino -un problema derivado de la versión masculina de ser un ciudadano de segunda clase.

Cuando historiadoras feministas llaman "clase guerrera" y élite a este tipo de esclavitud , están perdiendo esta perspectiva: los guerreros no son la clase dominante, son la clase muerta.

Extracto de "El Mito del Poder Masculino" de Warren Farrell

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